Sofia Pardo y la quietud invernal quebequesa

 

Autor: Pierre Scordia  

Las pinturas de Sofia / Sophie Pardo tienen ese aspecto montrealés a la vez audaz y vanguardista que los coleccionistas de arte notan inmediatamente, ya que Canadá y Quebec son naciones relativamente jóvenes y pobladas de multitud de diferentes comunidades. El largo silencio de los paisajes nevados deja una marca indeleble en ese crisol plural de identidades.

Sofia (Sophie) Pardo | Crédito foto: Jean-Michael Seminaro.

La trayectoria de Sophie Pardo ilustra bien esta distinción. Esta artista de Montrealesa de origen franco-español, que se ha formado en escenografía en el Instituto de Teatro de Barcelona, en Cataluña, comenzó realizando pinturas con colores mediterráneos, a la vez vivas, alegres y volcánicas, a imagen de las ferias y puesto que se crió a los pies de los pirineos, del lado francés, les añadia calma y paz interior.

A partir de su llegada a Canadá en 2003, Sophie Pardo expone sus lienzos que son bien recibidos por el publico de Montreal. En Quebec descubre los artes japoneses que practica asiduamente: la caligrafía nipona y la Naginata, arte marcial. Sus obras absorben esas nuevas influencias con las cuales la artista desarrolla una estilo en busca del Qi. De sus cuadros de gran formato se desprende un trabajo estructurado y más sereno. Los espacios de la Bella Provincia le ayudan a canalizar u orientar mejor su energía y hacen su obra más minimalista. El blanco de la nieve aparece en ellos como un silencio profundo, una rusticidad, una frialdad, una pureza.

Con sus años de experiencia en Quebec, sus obras se vuelven mas gráficas, la rudeza de la naturaleza nórdica se impone. El negro de la vegetación reposando en medio de la nieve da un aspecto gráfico poético que aprecia la artista. Esto le lleva a practicar el gofrado sobre papel, técnica que consiste a pasar bajo una prensa objetos o vegetación (como en su caso) dejando de esta manera una impronta sobre el papel. El resultado es una imagen a la vez austera y dulce, que tanto le trae recuerdos de infancia en las montañas aragonesas como de la búsqueda de equilibrio zen, sin olvidar, por supuesto, el largo invierno quebequés. Esta mujer, hoy canadiense, que se califica más bien de "multicultural" expone sus obras en Montreal, Quebec, Japón, Milán, San Dego, Nueva Orleans, Buba, Colombia e incluso en Ecuador.

Para Pardo, no cabe ninguna duda, su país es Quebec, tierra de oportunidades, de paz, espacios infinitos y de calor humano. Nunca compara su país de adopción a Francia ni incluso a España, lo que le facilita innegablemente su aceptación integración. Su carácter español directo, accesible y sin artificio es próximo al de los quebequeses; su cariño por la cultura francófona no puede más que facilitar su aceptación en el seno de la sociedad. A cambio, ella contribuye al dinamismo y a la originalidad de la cultura de Montreal.

FΩRMIdea España, el 4 de mayo de 2017.

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