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Neco Bonventura es un fotógrafo muy de moda en Rio de Janeiro. Este artista no pensaba dedicarse a estar detrás de la lente; empezó como actor, decidió otra vía: ¡adiós los fines de meses difíciles y la búsqueda de un empleo en el sector de servicio!

Si uno habla portugués, pronto se da cuenta de que Neco es muy carioca, un acento mas gutural, muy distinto al de la capital económica Sao Paulo o de los del resto de ese inmenso país que son mas nasales y mas cantarines. Sin embargo, este artista viene del Norte, de Belem, puerto a orillas de Amazonia (estado de Para). Además, esta muy orgulloso de sus orígenes. Le gustan sus raíces, esta mezcla de indígenas animistas   y de portugueses católicos. No nos olvidemos de que hoy, los animistas y los católicos brasileños son mucho mas tolerantes que las iglesias evangélicas que intentan radicalizar al Brasil[1], lo que les preocupa a muchos demócratas del país.

Encontré a este artista durante una fiesta de noche carioca en el centro histórico de la ciudad un viernes por la tarde, hace 10 años. Estaba con un amigo canadiense y la mujer que le acompañaba nos convido a su mesa. Lo encontré de nuevo al día siguiente pues la casualidad hacía que fuéramos vecinos.  Vivíamos en el barrio de Arpoador, un barrio a orillas del mar que servia de union entre Copacabana e Ipanema. En la playa de Ipanema Pasamos unas tardes embellecidas con cervezas refrescantes y caipirinhas. Aunque nuestro comportamiento podía parecer superficial, nuestras conversaciones no lo eran. Es innegable que los brasileños son alegres y acogedores, pero tras esta apariencia se ocultan sufrimientos, la dureza de la vida, sobre todo en Rio. En ese cuadro paradisiaco reina una violencia que todavía no conocemos en Europa, una violencia que acarrean una vergonzosa desigualdad social, un racismo siempre actual, y el dinero fácil de la droga.  En Brasil, como en el resto del gran continente americano, los que dominan la vida política, social y en cierta medida la vida cultural del pais son los descendientes de los europeos, aunque el mestizaje es muy importante.

Recuerdo que en mi calle, en 2010, había una cyber tienda cuyo propietario era un joven de imponente aspecto ya que era híper musculoso. Al año siguiente, lo extraño es que ya no lo vimos. La empleada de la peluquería de al lado, me dijo que le dispararon un balazo en la cabeza, la víspera de Navidad, dos jóvenes delincuentes que querían robarle la moto, en el barrio de Flamingo. Ya que él resistía, le mataron a tiros y se largaron sin la moto. En Rio, se siente que la vida pende de un hilo, un hilo cada vez mas fino.

En 2012, desde mi ventana, vi a la policía federal asaltar con helicópteros una favela de Cantagalo, laque domina Copacabana, ya que las autoridades querían limpiar la ciudad antes de los Juegos Olímpicos de 2016- a continuación del éxito de los Juegos panamericanos de 2007- Desde mi piso, oía los disparos como si estuviéramos en guerra.

En Rio, lo sorprendente es la yuxtaposición de barrios riquísimos, muy protegidos, y favelas pobres y peligrosas. De hecho, antes de que hubieran construido los túneles para liberar esta parte de la bahía de Rio, las familias ricas de Ipanema, de Leblon y de Copacabana necesitaban el servicio de sus criados que no tenían otra posibilidad sino alojarse cerca de su lugar de trabajo, en las laderas de las montañas, montes imponentes y bellísimos, que aislaban esos barrios privilegiados. Neco me confió que la asistenta de su oficina tenía 7 hijos, y entre ellos, 6 fallecieron de muerte violenta, una verdadera calamidad para las clases desfavorecidas. Esa madre enlutada, hubiera preferido tener hijas.

Pero a pesar de los defectos, al fotógrafo le gusta su país: la gente, su alegría de vivir, la música, la diversidad, la hermosura de este idioma portugués mestizado. Aunque ya no goza del farniente en la playa de Ipanema, allí va para fotografiar a la gente, pero también para fijar instantes de belleza y de alegría en aquella vida efímera. Le gusta lo que esta playa y su barrio representan para la cultura brasileña; la bossa-nova, los artistas que se opusieron a la dictadura militar. Le gustan las montañas que se llaman O Morro do Dois Irmãos el monte de los dos hermanos), el Pan de Azúcar, el Corcovado, ya que Rio es una megalópolis donde la naturaleza y la hermosura siguen siempre presentes al contrario de Sao Paulo que se ha vuelto una selva de HLM sin horizonte. Sin embargo, le gustaría que hubiera mas colores en su ciudad, que se pintaran las casas de las favelas de diferentes colores. Por fin, cuando le preguntan si prefiere fotografiar a los hombres o a las mujeres, contesta sin vacilar: “las mujeres” porque su mirada mas expresiva y un tanto provocadora desafía el objetivo.

Instagram: @necobonventura

[1] Los evangelistas son muy conservadores en muchos asuntos sociales, como el aborto y el matrimonio para todos. Muchos apoyan la extrema derecha incluido al presidente Bolsonaro.
Existe un lobby evangelista que intenta cerrar los templos afrobrasileños (Candomblé y Umbanda) que consideran satánicos. Para conseguir lo que se proponen, los evangelistas los llevan ante la justicia por crueldad para con los animales durante los sacrificios.