Daniel Casarez Avalos

Entrevista a Carlos Vittorello

Reconocido dramaturgo argentino nacido en la provincia de Santa Fe que vive actualmente en Buenos Aires desde el año 1950. Cuenta con una veintena de obras teatrales estrenadas (alguna de ellas también se estrenaron en Montevideo - Uruguay) como “Siempre la misma milonga” “Un día de estos” “No hay autores” “El Bandoneón de Ángel” “Dos y Sien” “Pan de piedra” el musical infantil “Los descuentos de Yoyó” etc. Ha recibido varios premios y su obra musical infantil “En El País de Perbrumón, Muchos Cuentos en un Cuento” fue declarada por El Parlamento de la Nación de interés Artístico, Social y Cultural, además de ser ternada para los premios Teatros del Mundo. Dentro de sus actividades, además de la escritura, y de la dirección teatral, realizó la puesta en escena de dos espectáculos musicales: “Gotas de Universo” (show de música e imágenes) y “Fardaxu & Idishfeet” (primer espectáculo multimedia de Música Celta en Argentina). En este último, además de la puesta, también fue el autor del guión . Actualmente forma parte de quienes coordinan en Argentores el Ciclo “La Cocina de los Dramaturgos”.

 

1.- ¿Cómo definiría usted a Carlos Vittorello?

Como un curioso laburante de las artes. Todas le parecen una oportunidad maravillosa para entender el espíritu y la grandeza del hombre. También, como un incansable investigador, Vittorello cree que olvidamos con demasiada frecuencia los caminos que nos trazaron hombres inspirados, en épocas pasadas, y que nos dejaron una herencia cultural riquísima que no miramos, que no valoramos. Eso hace que culturalmente, en más de un aspecto, involucionemos en lugar de evolucionar. Es pacífico aunque a veces se enfurece ante la injusticia, ante la falta de respeto y de cultura de quienes se muestran como líderes cuando no tienen capacidad para comunicar una idea con lenguaje apropiado. Lo indignan los profesionales sin experticia ni tacto y es enemigo absoluto de todo fanatismo al igual que de cualquier censura.


Teatro National Cervantes - Buenos Aires

2.- ¿Cómo comenzó su relación con el teatro y qué referentes han determinado su elección profesional?

Mi relación con el teatro comenzó, sin yo saberlo, a los doce años cuando, sin que nadie me lo enseñara, en el colegio primario me dieron “Escribir algo para la próxima clase sobre TEMA EL AHORRO”. Para el caso se me ocurrió desarrollar un diálogo entre una madre y su hija, ubicándolas en la cocina de la casa y con una acción que involucraba a ambas con la cena para la familia. Al finalizar la lectura también me trajo el primer aplauso, que fue de mis compañeros y maestras. A todo esto debo agregar que nunca había visto teatro y no vi teatro hasta después de los veinte años, ya que mis padres no frecuentaban las salas teatrales pero si las cinematográficas, haciendo del cine otra de mis pasiones pero, hasta hace muy poco tiempo, solo como espectador. En cuanto al teatro, la primera obra teatral que vi en mi vida fue La casa de Bernarda Alba en el Teatro Nacional Cervantes interpretada por la actriz Margarita Xirgu. Salí de la función con fiebre. En pocas semanas ya había leído todos los poemas y las obras teatrales de Lorca, comencé a escribir como un desaforado cientos de cosas que nunca sirvieron para nada. Mi cabeza estaba llena de ideas pero mis manos todavía no habían aprendido como ponerlas en un papel. Comencé a actuar en teatros independientes para entender que necesitaba un actor de un dramaturgo y culminé estudiando (inolvidables años) con María Rosa Gallo. Un día me di cuenta que ya sabía lo suficiente, había actuado en teatro junto a importantes figuras, en papeles modestos, pero disfrutando ensayos, estrenos, fracasos y éxitos. Lo mismo había hecho en televisión y filmé como modelo publicitario. Había leído a todos los teóricos del teatro de aquellos años y transité distintos talleres de investigación teatral. Fue entonces cuando frené la fiebre actoral para dejar que fluyera la dramaturgia y desde entonces tengo batallas interminables con las famosas páginas en blanco.

 

3.- ¿Cuál fue su primer trabajo? ¿Se podría decir que tuvo una estrategia para recorrer su carrera o simplemente los caminos se le fueron abriendo? ¿Cree en el factor suerte?

Mis primeros trabajos, como ya lo dije, fueron a la basura. Nada de lo que escribía me conformaba. Leer a los clásicos y a los modernos, fuesen estos de origen europeo o norteamericano, me demostraba lo lejos que me encontraba de lograr buenos trabajos. Fue sorpresivo para mí saber, por medio de una llamada telefónica, que una obra mía estaba en manos de los dueños del teatro La Gran Aldea (Que existió en San Telmo y hoy creo ocupa ese edificio, en el pasaje Giuffra, la escuela Nacional de Cine) “Siempre la misma milonga” y, con ella, querían inaugurar la sala Milagros de la Vega, dirigida por Santángelo, un director genial y generoso que, no mucho tiempo después, estrenó en el Teatro General San Martín “Un día de estos” otra de mis obras. La sala se inauguró con “Siempre la misma milonga” y fue un éxito de público y crítica gracias a los que me acompañaron. A Santángelo como director se sumaron Jorge Valcarcel en la música, Leando Hipólito Ragucci en la escenografía, Tito Otero en la asistencia de dirección y la actuación de María Comesaña, Horacio Roca y Rodolfo Machado.

Por lo que aquí relato puedo decir que, mi única estrategia, ha sido siempre escribir bien y que los actores, al interpretar mis textos, encuentren en ellos los elementos necesarios para que la ceremonia teatral sea disfrutable. En cuanto al factor suerte es imposible quitarle importancia pero, no creo que ella surja mágicamente. Uno, aunque de modo involuntario, ayuda a la suerte para que exista.

4.- ¿Ha pensado alguna vez (o lo ha hecho) en la “dramaturgización” de alguna novela o cuento que le haya gustado mucho, algo así como la guionización en cine?

Lo he hecho como juego, como entrenamiento. Los cuentos y la novelística tienen un lenguaje que es muy difícil no traicionar cuando el relato se trasplanta al guión. Es muy difícil nivelar esos valores y de algún modo, uno u otro termina siendo muy superior. Por eso no me entusiasma mucho trasvasar lenguajes que son riquísimos en su origen y creo que se los debe disfrutar en la estructura que fueron generados.

 

5.- ¿La escritura es para usted lo que dice el dicho: “Mitad inspiración y mitad trabajo exhaustivo” o la balanza se inclina hacia algún extremo en particular?

Sin trabajo no hay logros. Es cierto que hay cosas que nos son dadas de modo inexplicable, que algún don pudo poner a nuestro alcance Quirón, pero la realidad me dice que si no hay horas de trabajo para que las palabras dichas por un personaje, tengan la forma de la boca de quien lo hable, que la emoción trascienda el lenguaje y habite el espíritu del intérprete, que sea cual fuere el tema que se desarrolle, en él pueda aflorar la poesía y que la magia de lo que se escucha desde una platea, suene como la flauta de Hamelin. Para que todo eso suceda armoniosamente, hay que convocarlo desde la tarea obcecada, desde la destrucción de lo que no sirve y debe ser desechado sin importar el esfuerzo y las horas invertidas en lo que se tira. Creo que en cada una de sus disciplinas, el arte se logra a través de la investigación, la obsesión y el trabajo exhaustivo.

6.-  ¿Qué piensa de la crítica como formato escriturario?

Según mi modesta opinión, la crítica, mencionada así, en forma general, se ha inclinado hacia lo novedoso que, por etapas, se convierte en moda y rápidamente en material olvidable. Para la crítica hoy, una docena de obras de un mismo dramaturgo, no significan nada (más allá de sus bondades, deficiencias, fracasos o logros que obtengan por sí mismas) y mucho menos valor tienen si fueron estrenos que se realizaron fuera del circuito mal llamado comercial donde, por otra parte, hay una extensa variedad de obras NO nacionales que poco o nada aportan a nuestra cultura e idiosincrasia porque son traducidas, casi siempre, por las mismas personas que usan el mismo lenguaje y la misma cadencia lingüística sea quien sea el autor traducido. La riqueza de nuestro idioma, cuando el dramaturgo es nacional, aunque su obra hable de personajes o realidades extranjeras, aportan una mirada distinta y, ni que hablar, cuando la temática y sus personajes transitan lo que tenemos como memoria colectiva o selectiva. Hay, según opinión muy personal, una cierta distancia entre la crítica en ese formato y los caminos de la dramaturgia nacional. Los medios escritos tampoco dan espacio suficiente como para que el análisis y la trayectoria de nuestros dramaturgos exista más allá de las publicaciones especializadas. Es cierto que han surgido otras alternativas que ahora permiten las nuevas tecnologías pero, hoy por hoy, a ella se suman tanto propuestas serias como aventureros que se mezclan y navegan por terreno que poco o nada conocen quitándole seriedad al espacio.

7.- ¿Qué le gusta hacer cuando no trabaja? Imagino que es un lector voraz. En que ocupa sus momentos de ocio (si es que considera que los tiene)

Muchas son las cosas que me hacen sentir en estado de ocio. Charlas en una mesa de café o en mi casa con mis amigos. Cenar con ellos. Viajar, soñar con los ojos abiertos, acompañar a los otros en su trabajo creativo, leer a dramaturgos nacionales que me confían su material para después intercambiar ideas. Recorrer librerías y después devorar lo que compro en esas expediciones. Conseguir libros prestados para que mi voracidad sea saciada sin destruir mi bolsillo. Ver mucho cine junto a mi esposa y, en muchas oportunidades, el escribir también es un grato momento de ocio dentro del trabajo.

 

vittorello form-idea1Carlos Vittorello

8.- ¿Qué rol ocupa su familia en su vida profesional? ¿Alguno de sus hijos siguió su camino?

Sin la compañía, el afecto y las críticas de Ana, mi esposa, seguramente mi vida profesional no hubiera ido por donde va. Ella es la primera en leer todo lo que escribo. Es una excelente e imparcial crítica. Sus herramientas de sicóloga social la habilitan para tener una mirada muy particular sobre cualquiera de los temas que abordo. Tiene una maravillosa habilidad, sabe leer teatro, algo no muy frecuente en gente que no transita la materia. Como confío en su opinión, cuando salgo con algo bajo el brazo para que otro lo lea, voy con un potencial extra.

No tengo hijos y gracias a eso he quedado libre de las culpas y cargos que generan en los descendientes, seguir el camino de papá. 

9.- ¿Qué sueño le gustaría cumplir?

Como todos los que vivimos creando mundos, cosas imposibles como viajar a las galaxias, ser invisible, adivinar el futuro, poder viajar al pasado. Saber lo que será de mi sentir, luego de mi muerte. Sanar mágicamente a los enfermos. Pasearme por todos los mundos oscuros que creemos que nos rodean. Volver a ser joven para envejecer con esa sabiduría que, cuando lo éramos, no teníamos, etc. En cuanto a los sueños pequeños estos aparecen y desaparecen con tanta rapidez que nunca sé si han desaparecido porque los cumplí o porque se me pasó el deseo, lo cierto es que mis sueños son tantos y tan pocos, tan imposibles, gigantes y pequeños que valen algo más que una parte de mi vida.

10- Entiendo que es un incansable de la escritura. ¿Algún proyecto inmediato?

Los proyectos están hechos de la misma materia que los sueños, aunque algunos puedan transformarse en pesadilla. Tengo dos sueños con forma de guiones cinematográficos y tres sueños con forma de obras teatrales. Todos son proyectos que tienen forma de sueños y que han empezado a trazar camino para hacerse realidad en algún momento. Lo maravilloso y terrible de este trabajo es que todos los días tengo la oportunidad de estar feliz por el nacimiento de un proyecto/sueño nuevo y todos los días estar acongojado porque tengo que velar, sin cirios ni ataúdes, la muerte de algún viejo proyecto/sueño.

FΩRMIdea Buenos Aires - 7 de junio de 2016

Colon form-idea 25Ciudad de Buenos Aires - Argentina

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