Una Mujer Turca en Saint Germain

Autora: Ceylin Gür

Es verdad que una búsqueda en Internet es útil para obtener consejos turísticos antes de visitar París. Sin embargo, París es una ciudad siempre llena de sorpresas ya que no se limita a la Torre Eiffel, al igual que Saint Germain no puede reducirse a los dos cafés: Le Flore y Les Deux Magots.

La primera vez que deambulé por la Ville Lumière, me sentí un poco decepcionada porque Montmartre no era lo que yo creía. Pensaba que se trataría de un barrio de La Boheme de Charles Aznavour, pero el mismo acaba así su canción: "Busco el taller / Del que ya no queda nada / En su nuevo escenario / Montmartre parece triste / Y les lilas están muertas". Entonces decido seguir las huellas de los existencialistas y de pronto me encuentro en Saint Germain des Prés.

La razón de querer conocer París residía en un fuerte sentimiento de pertenencia a esta ciudad. Pero después de mi visita, comprendí que en realidad...¡Yo pertenecía a Saint Germain! Después de ese primer viaje, siempre soñé con vivir en ese barrio parisino. Al acabar mis estudios universitarios, mis padres me hicieron un regalo: seis semanas de alquiler en un apartamento de Saint Germain. Ellos hacían así realidad mi deseo más querido. Me sentía como Carrie Bradshaw en Nueva York. Todos los días me paseaba con mis zapatos de tacón dando los buenos días a toda la gente que aprecio. Sabía que bar estaba abierto, conocía las horas de cierre así como a las personas que trabajaban en estos lugares.

Al contrario de lo que se dice, los habitantes de Saint Germain me parecieron acogedores. Los camareros del Café de Flore, y de Les Deux Magots me decian "¡Bonne soirée!" cada vez que veían caminar por el bulevar. Cuando llegaba, sabían cuál era mi vino preferido. De modo que los camareros desagradables son solo un cliché de las películas anglosajonas.

Saint Germain es un barrio muy chic y hay que admitir que también muy caro, demasiado caro, lo que explica la falta de vida durante el verano, pues sus habitantes se van de vacaciones. Si uno quiere encontrar un bar abierto hasta la mañana, es posible, pero hay adentrarse en las calles colindantes del bulevar. Old Navy y Mabillon son una excepción puesto que se encuentran en Saint Germain y te reciben hasta el amanecer. Los camareros y barmans del barrio van al Old Navy, ahí reina una ambiente único y jovial que facilita los encuentros fortuitos mientras te tomas la última copa a las cinco de la mañana.

Es un barrio donde se pueden descubrir muchos tesoros ocultos. Por ejemplo todo el mundo conoce el Café de Flore pero pocos conocen el Hôtel Montana, situado justo al lado; su terraza, donde uno puede tomar cócteles... ¡es magnífica! Chez Papa también es una perfecta elección para relajarse escuchando jazz tocado por excelentes músicos. También está ese club dónde me divertí tánto: La Peña, ambiente increíble con una tendencia marcada por la salsa. Es un pedazo de América Latina en el corazón de Saint Germain. Todo el mundo habla español y domina la salsa, la bachata, el cha cha cha, el merengue. Al principio yo no bailaba más que el tango, pero rápidamente aprendí algunos pasos de salsa, de bachata y de merengue, simplemente yendo un par de veces. No quisiera olvidar la mención del cabaret Trois Mailletz y el Caveau de La Huchette a Saint Michel si os tienta la música swing.

Aunque todas las turcas tienen una debilidad por los italianos, me gustan los franceses, hombres muy corteses y cultivados. Ya no sé ni cuántas rosas me han regalado. Los franceses son galantes. Siempre hacen muchos cumplidos y al contrario que los turcos, nunca te inoportunan. Es una de las mejores caras de París. La mujer se siente orgullosa de su feminidad y no teme caminar sola por la noche.

Por la mañana me gustaba pasear a lo largo de los muelles del Sena y remontar hacia Saint Germain de Prés con libros encontrados en los puestos. Se podría decir que los cafés de París han sido concebidos para leer tomando un café. Las mesas son pequeñas, no hay música, la gente es respetuosa, está ahí como yo, para leer un libro o un periódico con una taza de café.

Los parisinos son conocidos por quejarse todo el tiempo. Pero yo nunca me topé con gruñones en Saint Germain, ese cliché no se les ajusta. Es como una muestra de París, un lugar con el que todo el mundo sueña cuando habla de la capital.

La vuelta a Turquia se convierte en una prueba, puesto que abandonar un barrio, lugar prominente del existencialismo, en el que he encontrado mi gran amor, es un momento difícil, casi cruel. Me alejo del marco donde están inscritos los nombres de Simone de Beauvoir y de Jean Paul Sartre, clientes célebres.

FΩRMIdea Madrid, el 1 de noviembre de 2017. Traducido del francès por Claudio Sales Palmero. 

FΩRMIdea News

Facebooktwitterlinkedinrssyoutubeinstagram

LE SANG HONNI DES FEMMES

November 1, 2017