Desgraciadamente en Venecia, el problema de los emigrantes es muy vigente con la aparición de africanos, sobre todo hombres que piden limosna en las esquinas de las calles, o que intentan vender joyas en un café u otro. Al hablar con algunos de ellos, me di cuenta con gran sorpresa de su alto nivel de cultura, y que hablaban de corrido varios idiomas europeos. Todos necesitan ayudar a su familia allá, en su país – en Senegal por la mayor parte – y piensan que, a pesar de todo, pueden ayudar a los suyos desde Italia a pesar del paro.