Las regiones cardinales y la impostura de la región País-del-Loira
Pierre Scordia
Cuando uno mira un mapa de Francia, se observa una anomalía en la forma de las regiones, y una en particular: "Les Pays-de-la-Loire" (País del Loira), región postiza creada por el Estado francés en la segunda mitad del siglo XX con el único objeto de debilitar a su vecina con una identidad regional muy fuerte: la Bretaña.
Está claro que para París, lo ideal sería un mapa donde, al centro, o al centro-norte, para ser más precisos, uno encontrara la capital rodeada de todos sus satélites con sombres según los puntos cardinales: la región Norte, la región Sur, la región Suroeste, la región del Gran Oeste, la región del Gran Este y la región Centro. Esto sería lo mejor, para hacer imposible que las provincias francesas destacaran a nivel internacional. La vieja élite de la era pre-macroniana ha cambiado progresivamente el nombre de regiones milenarias francesas: adios Alsacia-Lorena, que se ha convertido en Gran Este. La nueva región al norte a conseguido evitar lo peor adoptando la hermosa denominación, vacía de significado: "Altos de Francia". En cuanto a la Provenza-Costa Azul, cuyo nombre hace soñar al mundo entero, ha sido rebautizada Región Sur (oficialmente Region Sur Provenza Alpes Costa Azul, como si el nombre no fuera ya suficientemente largo). Uno podría preguntarse si los Señores Estrosi y Muselier han pasado mucho tiempo en el extranjero...¿el Sur? ¿Que es el "Sur" exactamente en Francia? ¿Burdeos, Toulouse, Marsella?
La creación de la región del Gran Oeste (fusión de Bretaña y de la región País del Loira) se pudo impedir in-extremis gracias al rechazo tajante del actual ministro francés de asuntos exteriores, Jean-Yves Le Drian, consciente del peligro que tal reordenación representaría para su región natal, la Bretaña, de la que además fue presidente; el bretón ya es una lengua en peligro de extinción, el bilingüismo de los paneles de señalización, que se promueve en Bretaña es una de las últimas tentativas para salvar ésta lengua celta de su desaparición. Sin embargo, el precio a pagar ha sido el debilitamiento del peso económico de Bretaña: el departamento históricamente bretón de la Loire-Atlantique fue injustamente transferido a la región de les-Pays-de-la-Loire.
No se llamen a engaño, no encontrarán los hermosos castillos del Loira en la región País del Loira, que no es más que una impostura denominativa. La mayoría de los famosos castillos se encuentran en la región vecina "Centro" que después de batallar durante varios años, ha conseguido que París le autorice a cambiar su nombre por el de Región Centro-Valle del Loira. "Les-Pays-de-la-Loire" no son más que un cajón de sastre sin lógica que reúne el motor económico de Bretaña, el departamento de Nantes, Anjou, le Maine y una parte del Poitou (la Vendée). El Loira solo atraviesa dos de los cinco departamentos que componen esta región.
Una reforma territorial respetuosa con las identidades regionales se ha topado con la opinión de muchos cargos electos locales que han ignorado la opinión de los ciudadanos de sus ayuntamientos y circunscripciones electorales. Quizás les preocupara más el futuro de su carrera política que la creación de regiones coherentes. François Fillon, que se ha forjado una reputación de deshonestidad, rechazó la partición de la región de les Pays-de-la-Loire de la que fue presidente entre 1998 y 2002. Según sus palabras sería una pena destruir 30 años de esfuerzos y de trabajo... En otras palabras, que sería preferible destruir 1200 años de historia amputando la Bretaña, privándola de su ciudad histórica Nantes.
La hija de un amigo que vive en Quimper (en la Baja Bretaña) puso Nantes en Bretaña en un examen de geografía, ésto se tradujo en un cero porque, según su profesora, Nantes ya no estaba de Bretaña sino en les Pays-de-la-Loire, aunque en realidad, Nantes, siempre estuvo en la Alta Bretaña. Esta apreciación equivaldría a negar que Belfast está en Irlanda. Algunos burócratas se apoyan en que hay que evitar una guerra de preponderancia entre dos "grandes ciudades" (que no lo son), Rennes y Nantes, en la misma región. ¡Como si se hubiera prohibido que Marsella y Niza estuvieran juntas en la región Provenza-Costa Azul!
Uno puede argumentar que se trata de una simple racionalización administrativa, pero el problema está en que la Region des Pays-de-la-Loire intenta a toda costa crear una identidad propia, y esto pasa por la destrucción de la identidad bretona en Nantes. Ésta política cosecha algunos frutos, ya que más del 25% de la población Loire-Atlantique, donde se encuentra Nantes, no se considera ya bretona (contra alrededor del 70% que desearía volver a unirse a Bretaña).
Mientras que los planes de austeridad continúan, se permitió a la antigua administración socialista de la Region Pays-de-la-Loire gastar más de 105 millones de euros en promover la imagen de su poco conocida región: un fiasco según Frank Louvrier, nuevo presidente del comité regional de turismo que ha declarado que la destinación turística Pays-de-la-Loire no existe. A partir de ahora se deja e la gestión de la promoción turística a los municipios; la denominaciones Bretagne Plein Sud o Bretagne Loire Océan son ahora las preferidas. Por otra parte, todas las revistas destinadas a los turistas, en Nantes o en la Baule, se centran sobre Bretaña. Hay sospechas de que el gobierno francés quiere retirar Nantes de la corte de apelación de justicia de Rennes, la única administración que todavía respeta la integridad territorial de Bretaña, para unirla a la jurisdicción de Angers que no tiene la capacidad para asumir los costes.
Es arriesgado tomar partido por la defensa de la identidad regional. que puede perder toda credibilidad y ser catalogada de anacrónica, nostálgica del terruño e incluso contraria a los valores republicanos franceses. En los medios de comunicación, sin ir más lejos, se pueden encontrar numerosos periodistas que se burlan de esta reivindicación regional de los Bretones. Es cierto que la Revolución Francesa aportó grandes progresos, pero esa no es una razón para hacer tabla rasa del pasado.
En París, uno se da cuenta del desconocimiento sobre la península que conforma Bretaña y de los numerosos prejuicios sobre los bretones que persisten. Sin embargo, los bretones son moderados, liberales y pro-europeos. Bretaña nunca ha sido una tierra de arraigo para el Frente Nacional, la izquierda extremista o los movimientos populistas. Se trata de la la región más rica por habitante en Francia y en la que hay más gente con estudios superiores. No es de extrañar que Bretaña haya votado masivamente por Emmanuel Macron y su partido La République en Marche en las elecciones de 2017.
Ya es hora de que un Presidente francés recompense el regionalismo abierto, porque, al contrario que en Córcega o incluso en Cataluña, la identidad bretona se basa en el mantra: "el que ama Bretaña es bretón". Esperemos que Emmanuel Macron hará justicia a una Bretaña leal y orgullosa de su identidad a la vez francesa, republicana y bretona y que éste no se oponga a una reunificación del departamento de Nantes con la región a la que pertenece históricamente.
FΩRMIdea Valencia, traducido del francés por Claudio Sales Palmero.
Ojos que no ven, corazón que no siente.