La Suiza que llegó a ser la esposa del último visir otomano

Autor: Rinaldo Tomaselli 

Elisabeth Tschumi nació el 24 de junio de 1859 en Wolfisberg, Alta Argovia, y murió el 17 de febrero de 1949 en Estambul, republica turca.

Lectura: 12 minutos

Nacida en Suiza

La Alta Argovia es un territorio de la Meseta suiza que siguió agregada al cantón de Berna   cuando el país de Argovia gano su independencia en 1803 y entonces volvió a ser un cantón suizo de pleno derecho. El territorio se extiende principalmente al sur del Aar que, después de haber cruzado todo el país de Argovia desemboca en el Rin.

Al norte del rio, algunos municipios protestantes rodeados por 3 lados por municipios “solenroises”, forman oficialmente parte de la región de Berna. Están agarrados a la sierra del Jura y solo el valle de Balsthal los separa del Jura de habla francesa.

Así, históricamente, de modo cultural y económico, aquellos pocos pueblos se han vuelto hacia el sur del cantón de Berna, Worlfisberg es uno de ellos. Está situado a unos 700 metros de altura, dominando el valle del Aar como un mirador con vista a la sierra de los Alpes, a la cumbre del Tirol hasta el Mont Blanc, pasando por el Eiger, el Monch y la Jungfrau. En este cuadro paradisiaco fue donde nació Elizabeth Tschumi el 24 de junio de 1859.

Niñez en la finca

Su padre Jacob poseía una finca con algunas cabezas de ganado, y al mismo tiempo, ejercía el oficio de guardabosque. Su familia era de humilde condición, como los 250 otros vecinos del pueblo. La mayor parte de los cabezas de familia poseían, como los Tschumi, algunas vacas y trabajaban en las empresas de la llanura, principalmente en la acería Roll en Klus-Balsthal, a unos kilómetros de Wolfisberg. Las mujeres y los niños cuidaban de la finca e iban a recoger bayas silvestres y hongos para completar las comidas.

Las selvas del Jura rebosaban de frambuesas o fresas silvestres, hongos o plantas medicinales. A veces se atrevía a pasearse hasta la otra ladera de la montana, cerca de la “Pipe des Welshs” que indicaba mas o menos la frontera entre los de habla alemana y los de habla francesa que llamaban despectivamente “los Welschs”.  En cuanto a los de habla francesa, llamaban el sitio Rosière. Welschenrohr, sin embargo, era un pueblo de habla alemana y católico del cantón de Soleure.

A veces se atrevía a pasearse hasta la otra ladera de la montana, cerca de la “Pipe des Welshs” que indicaba mas o menos la frontera entre los de habla alemana y los de habla francesa que llamaban despectivamente “los Welschs”.  En cuanto a los de habla francesa, llamaban el sitio Rosière. Welschenrohr, sin embargo, era un pueblo de habla alemana y católico del cantón de Soleure.

Hasta la adolescencia, Elisabeth Tschumi no había tenido la oportunidad de viajar, sino que iba a veces a Berthoud o a Berna. Había sonado con ver una gran ciudad un día, tal vez Bale o Paris. Pero no era mas que un sueño.

Un amigo de la familia Tschumi vivía en Berna. Gracias a su trabajo estaba en contacto con los empleados de varias embajadas. Un día, le preguntaron si conocía a una joven conveniente y trabajadora para cuidar a los hijos del embajador de Gran Bretaña en Atenas. Pensó en Elisabeth que acepto. Así, iban a cumplirse sus sueños de descubrir una gran ciudad. ¡Sería aya en Atenas!

Aya en la Embajada de Gran Bretaña en Atenas

A los 17 anos, Elisabeth preparo su maleta y se fue a Atenas. Después de viajar durante varios días a través de los Balcanes, llego a la estación de la capital griega donde la esperaba un señor que le pareció muy elegante. Según ella sería uno de sus patronos, pero en realidad, era el chofer del embajador.

La Embajada de Gran Bretaña era una gran vivienda con 2 pisos de estilo neoclásico. Frente a la entrada con pilares, había un jardín y algunos escalones de mármol blanco. Elisabeth fue acogida por la esposa del embajador con sus hijas delante. La joven campesina de Wolfisberg iba a cambiar de vida. Tenia un cuarto suyo, cuidaba de los hijos, les enseñaba el idioma francés, cuidaba de su educación, y comía en la mesa de los amos de casa incluido cuando había fiestas o recepciones.

Casi 3 años habían transcurrido. Elisabeth Tschumi se había vuelto una joven agradable y segura de si misma. Ya no tenían secreto para ella los buenos modales y la educación de los niños, mientras tanto ella había estudiado el idioma griego para comunicar con los criados. Solo hablaba en francés con sus jefes y los niños.

En la embajada se preparaba una nueva fiesta de noche. Daban una cena en honor de los representantes de la diplomacia otomana en Atenas. Como de costumbre, invitaban a Elisabeth Tschumi. En seguida se fijo en el encargado de negocios Ahmet Tevfik Bey, un joven muy guapo que no le quitaba ojo a la pequeña suiza y que hasta la había ruborizado.

A fines de la fiesta, Elisabeth pidió permiso para irse para averiguar que todo salía bien en los cuartos de los niños, antes de acostarse ella también. El encargado de negocios le dio discretamente un mensaje para citarla al día siguiente a las 4 de la tarde en el café del Palacio Hotel, calle Stadiou.

Ahmet Tevfik Bey nació el 11 de febrero de 1843 en Constantinopla, capital del Imperio otomano.  Su familia era originaria de Crimea y su padre era pacha y un general de caballería que ocupaba un puesto en la región del Danubio. Su madre murió poco después de haber dado a luz a Ahmet Tevfik y fue su tía quien se había cuidado de su educación.

Había estudiado los idiomas persa, árabe y francés. Había prestado el servicio militar y llego a ser oficial, pero dejo el ejercito para entrar en el ministerio de Asuntos extranjeros a la edad de 22 anos. En menos de 10 años se había elevado en la jerarquía y fue encargado de asuntos en Roma, Viena, San Petersburgo y Atenas.

Al día siguiente Elisabeth se dirigió hacia el Palacio Hotel. A penas si acababa de cumplir los 20 años, y él los 36. Venían de dos mundos diferentes, pero se dieron cuenta de que tenían muchos puntos en común. Empezó un idilio. El mundo de Ahmet Tevfik la atraía tanto como la espantaba.

Ahmet Tevfik

Según ella, el Imperio otomano, aunque era poderoso, era un Estado atrasado gobernado por un sultán cruel que poseía un harén lleno de mujeres capturadas y que mantenía cautivas en un rincón del palacio. Las vigilaban terribles eunucos negros que le cortaban la cabeza a cualquiera trataría de entrar o salir de esa cárcel dorada. Cuando el sultán estaba harto de una u otra de esas desgraciadas, mandaba que la metieran en una bolsa y la echaran viva al Bósforo.

Ahmet Tevfik se burlaba de las ideas que Elisabeth se había imaginado de los otomanos. Se pasaba horas enteras describiendo Constantinopla, la vida de su población y las bellezas de la metrópoli del Bósforo.

Los problemas religiosos

Pasaron los meses, se sucedieron los paseos y las salidas, hasta el día que Ahmet Tevfik ofreció su corazón a Elisabeth Tschumi. Ella acepto su petición de mano, sin embargo, siempre preocupada por las tradiciones musulmanas, exigió que quedara para siempre su única esposa. Ahmet Tevfik acepto, pero él también quería pedirle algo.

Para conformarse con su condición social, era mejor que Elisabeth se convirtiera a la religión islámica. Elisabeth no era particularmente piadosa, pero su familia era creyente y protestante y abandonar su religión, ni hablar! No insistió Ahmet Tevfik, pero se atrevió a pedirle que pudiera llamarla en publico con un nombre musulmán, lo que le concedió.

Se casaron en la embajada otomana en Atenas al fin de 1879. Elisabeth, llamada Afife, dio a luz a un primer niño que no sobrevivió. En octubre de 1881, nació un segundo niño, Ismail Hakki, y en marzo de 1883 nació el pequeño Ali Nuri.

Ahmet Tevfik y Elisabeth Tschumi

Cuando el segundo hijo cumplió 2 años, Elisabeth pregunto a su esposo cuando iba a bautizar a los niños. Primero quedo sorprendido Ahmet, luego se echo a reír, diciendo que los musulmanes no estaban bautizados pero que había que pensar en la circuncisión cuando cumplieran 6 u 8 anos. Elisabeth que hablaba en francés con su esposo, hablaba naturalmente griego o suizo alemán cuando estaba furiosa. Pues empezó a protestar en esos idiomas desconocidos de Ahmet Tevfik, pero ceso la tormenta.

Por lo tanto, no había renunciado a la idea de bautizar a sus hijos. Con cautela fue a ver al pastor de la comunidad alemana de Atenas que no quiso bautizar a los niños sin que el padre lo consintiera. Finalmente resolvió su problema Victoria, la aya griega, que encontró a un pastor ortodoxo comprensivo a cambio de 25 libras de oro.

Sin embargo, el pastor ortodoxo no acepto los nombres musulmanes y entonces Ismail se llamo Isidoro y Ali, Alejandro. A Elizabeth no le importaba que sus hijos fueran buenos musulmanes, pero quería que fueran bautizados. Consiguió sus fines. Un ano después del bautizo clandestino de los niños, «1885», la familia se traslado a Berlín donde Ahmet Tevfif acababa de ser nombrado embajador.

Nombramiento en Berlín y viaje a Suiza

A Elisabeth, no le gustaba la vida ligera de la capital alemana y le costaba mucho cumplir con su deber de esposa de embajador. Gracias a su condición de esposa de musulmán, consiguió evitar las recepciones y las fiestas mundanas de noche. A la mayor parte de la gente en aquella época, le parecía normal que los musulmanes no presentaran su esposa en publico. Así logro proteger una vida de familia consagrándose a sus hijos y sobre todo a las dos niñas Zehra y Naile, que habían hecho crecer el clan.

Elisabeth nunca había cortado los puentes con su familia. No había vuelto nunca a su pueblo de Alta Argovia, sino que escribía a menudo a sus padres. A veces, en medio del tumulto de la capital alemana, pensaba en la quietud del pueblo, en las laderas cubiertas de bosques del Jura, en el panorama de la sierra de los Alpes como la vemos desde Weissenstein, una cima muy cerca de Wolfisberg.

En 1889 decidió volver allá en compañía de sus dos hijos, de un criado y de la aya. En el pueblo fue acogida como una princesa. Toda la parroquia estaba allí, incluida la charanga municipal mientras resonaban los cantos de los alumnos del pueblo. Los vecinos de los alrededores, curiosos, habían venido y la aclamaron cuando bajo del coche a la plaza del pueblo. En Wolfisberg, nada había cambiado. Las condiciones de vida de los campesinos no habían evolucionado y a Elisabeth la molestaba la sencillez de la finca familiar frente a sus hijos y hasta frente a la aya. La estancia que había de durar una semana solo duro 3 días.  

Mudanza a Constantinopla

En 1895, Ahmet Tevfik fue llamado de nuevo a Constantinopla. El sultán Abd ulhamid le nombro ministro de los Asuntos extranjeros. La familia fue alojada en el palacio Ayazasa a orillas del barrio levantino de Péra. La residencia tenia 60 habitaciones, un gran jardín y dominaba el Bósforo. Aquí nació el tercer hijo de la familia Gulsinaz en 1898.

El palacio Ayazpaşa – Hotel del Parque (Park Otel)

Ahmet Tevfik tenia mucho éxito en su trabajo de ministro. En 1897, después de la victoria de los otomanos en la guerra contra Grecia, había recibido el titulo de pacha. Ahmet Tevfif seguirá ministro de los Asuntos extranjeros durante 14 anos. Los acontecimientos políticos en el imperio, la destitución del sultán Abdulhamid II y la primera guerra mundial, iban a trastornar su vida y la de Elisabeth. Fue nombrado gran visir «lo mismo que un primer ministro» en 1909 bajo el reino del sultán Mehmet Resat V, pero el gobierno Joven Turco que había tomado el poder, le mando a Londres como Embajador el mismo ano.

Ahmet Tevfik nombrado Gran Visir

Inglaterra y Francia declararon la guerra al Imperio otomano en agosto de 1914. Ahmet Tevfik y su     familia volvieron a Estambul, pero una parte de su palacio había quemado en 1911 et no tenían lo necesario para construirlo de nuevo. Elisabeth decidió alquilar unos cuartos en el ala del palacio que no estaba calcificada. Así, con los beneficios, podrían restaurar la parte estropeada. Aunque al principio Ahmet  Tevfik no estaba de acuerdo acabó por aceptar a pesar de su condición social. Al fin de la guerra, el Imperio otomano se encontró en el campo de los vencidos.  Los ingleses, los franceses, y los italianos ocupaban Constantinopla. Expulsaron a los naturales alemanes y austriacos, el gobierno se fue al extranjero y la situación económica se había vuelto catastrófica. En este contexto Ahmet Tevfik fue nombrado gran visir por segunda vez en noviembre de 1918 hasta 1919.

Ahmet Tevfik Pasha
Ahmet Tevfik con sus hijas

En 1920, el destino del Imperio otomano no estaba arreglado. Ahmet Tevfik participo en la conferencia de paz de Paris y no acepto el contenido del tratado. Por tercera vez le nombran gran visir mientras que los Republicanos, dirigidos por Mustafa Kemal (Ataturk), ocupaban una gran parte de Anatolia y luchaban contra el ejercito griego que se había aprovechado de la situación para penetrar hasta el corazón del país.

En 1921, Ahmet Tevfik dirigía la delegación otomana en la conferencia de Londres, pero otra delegación republicana estaba presente también. Frente a la fuerza moral de los Republicanos, Ahmet Yevfik acabo declarando que estos últimos representaban el gobierno legitimo y se retiro.

Nueva vida durante la República

El 1 de noviembre de 1922 el sultanato se acabo y él, Ahmet Tevfik dimite, mientras que el sultán Mehmet VI abandona Estambul el 17 de noviembre de 1922. El 22 empieza la conferencia de Lausana que tenia que arreglar las condiciones de paz y las fronteras de la nueva República turca que será proclamada oficialmente el 24 de octubre de 1923 en Ankara, la nueva capital. Ahmet Tevfik fue el ultimo gran visir del Imperio otomano.

Mientras tanto, Elisabeth había logrado transformar su palacio en un verdadero hotel de lujo. Huéspedes famosos venían, tal como el rey Eduardo VIII de Inglaterra o el mismo Ataturk. Los primeros anos de la república les parecieron penosos a todos los turcos, hasta a la familia de Ahmet Tevfik que ya no ocupaba ningún empleo estatal.

El palacio, transformado en hotel, era la única fuente de recursos económicos. Elisabeth que tenia habilidad en los asuntos económicos, no vacilaba en ponerse manos a la obra. Cuidaba del hotel y del huerto a la perfección, como la habían acostumbrado de niña en Alta Argovia.

La pareja vivió al capricho de las reformas de la nueva República. En 1930, Constantinopla fue llamada definitivamente Estambul. En 1934 los apellidos se volvieron obligatorios. Ahmet Tevfik y Afife fueron llamados De Okday. Ahmet Tevfik murió el 8 de octubre de 1936 a los 94 anos. Elisabeth-Afife acabo su vida en la casa veraniega de su hijo Ali Nuri Alejandro. Murió el 17 de febrero de 1949, 13 anos después de Ahmet Tevfik.

Conforme a su voluntad y a pesar de su religión protestante, descansa en el panteón de la familia a la puerta de Andrinople (Edirnekapi), al lado de su esposo. El palacio de la pareja, transformado en hotel, fue explotado hasta el ano 1979, y luego, como estaba insalubre, fue comprado por un consorcio que lo destruyo y fue sustituido por un HLM que nunca salió a la luz. El Hotel Parc desapareció definitivamente del paisaje de Estambul.  

Elisabeth Tschumi

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