De piedras y otros escollos…
Entre la religión y la literatura : Mal de Pierres
Autor: Daniel Casarez Avalos
“Dame lo principal o déjame morir”, le dice Gabrielle (Marion Cotillard) a dios en este melodrama, la penúltima realización de la francesa Nicole García. Todo se desarrollará entre una pasión amorosa y una creencia en ese dios que tal vez sea el único por quien la protagonista de este film se sienta comprendida y auxiliada. Nadie mejor que ese hombre que murió por amor, inscripto en ese símbolo en forma de cruz, para que pueda comprenderla.
Ninguno de los personajes parece darse cuenta de que ella es una mujer que espera y a veces desespera por ese sentimiento que le da sentido a su existencia terrena/divina, incluso portando su propia marca estigmática: su “mal de pierres” (nuestro consabido cálculo vesicular). El film comienza mostrándonos una familia: un adolescente y sus padres viajando a Lyon, rumbo a un certamen de piano. Gabrielle, la madre en cuestión, buscando un dial que haga más llevadero ese viaje encuentra la Barcarola junio de Tchaikovski que su hijo le pide no escuchar. Esta escena opera como una prolepsis en el relato. Nos enteraremos con el transcurso de la cinta, del porqué de ese rechazo.
Toda la trama del film está centrada en el flashback que comienza cuando Gabrielle ve, llegados ya a Lyon, la Rue Commines. A través de este procedimiento fílmico el espectador asiste al primer vaivén amoroso de la protagonista. Un profesor con quien ella se obsesiona estableciendo una especie de paralelismo entre los personajes de la novela que lee en ese momento Cumbres borrascosas y el aparente amor, no correspondido, por su profesor. La directora recurre acertadamente, a través de un primer plano, al uso de una escena metonímica que muestra a Gabrielle besando y lamiendo con pasión el libro que le fue prestado. Ella será una incomprendida, una romántica tardía, su dolencia física será acompañada por su dolencia emocional. Solo tendrá dos caminos: casarse con un hombre al que no ama, José Rabascal (Alex Brendemül), previo arreglo de su madre o ser internada en una clínica con el fin de curar su “desequilibrio emocional”.
Por medio de un relato tradicional, formalmente hablando y sin pretensiones, García nos muestra esta frágil criatura de la campiña francesa que volverá a enamorarse pero esta vez de un enfermo terminal, André Sauvage (Louis Garrel), a quien conoce en el hospital donde acepta ser internada, (ahora para curar su dolencia física). Como corresponde a todo personaje romántico, la muerte de uno de los amantes impide el feliz desenlace. Esa es la clave, la premisa de género que el relato debe hacer cumplir. La directora del film conoce y pone en evidencia las posibilidades de la mirada de la Cotillard quien acertadamente aporta en un par de escenas el éxtasis por el que toda heroína romántica debe transitar. Nuevamente el uso del primer plano, esta vez solo su rostro, en la escena cuando, aparentemente, tienen sexo con André. Por medio de ésta se le recuerda (o se le advierte) al espectador de tal vez unos de los rostros artísticos más famosos en empatía con la divinidad: el de la Teresa de Bernini.
Introspectiva, melancólica, Gabrielle agradece a su dios por haberle otorgado el favor que le había pedido: darle “lo principal”. Sin la construcción de la creyente devota, el personaje principal del film nos trasmite su voluntad de encontrar y finalmente su resignación sosegada cuando se entera de que André había muerto el mismo día que fue trasladado de la clínica. Para narrar esta parte de la digesis y en un giro interesante y verosímil, García recurre a la imaginación de su personaje para mostrar (nos) la negación de un hecho prácticamente consumado y consciente, la certeza de un amor que no iba a ser posible, revelando así una vez más, la coherencia de su personaje en su camino hacia el conocimiento/comprensión.
Mal de Pierres. Francia/Bélgica/Canadá, 2017. Dirección: Nicole García. Guion: Milena Agus- Natalie Carter. Fotografía: Christophe Beaucarne. Música: Daniel Pemberton. Reparto: Marion Cotillard, Louis Garrel, Alex Brendemül.