Olympe de Gouges: feminista y antiesclavista condenada a muerte
Autor: J.-P. Giovenco
Revolucionaria y feminista francesa, nacida el 7 de mayo de 1748 en Montauban, guillotinada en París, a los 45 años.
3 DE NOVIEMBRE DE 1793 ES GUILLOTINADA OLYMPE DE GOUGES
De Gouges publicó una declaración de los derechos de la mujer y de la ciudadana en 1792 y luchó por la igualdad de los derechos cívicos y políticos con los hombres. Los miembros de la Montaña la acusaron de ser allegada a los girondinos y la mandaron al tribunal revolucionario que la condenó a muerte.
Nació María Gouges el 7 de mayo de 1748 en Montauban en una familia adinerada. Su padre, Pierre era carnicero y su madre Ana Olympe Mouisset era la hija de un rico abogado. Se decía que Olympe era la hija adulterina de un literato Jean-Jacques Lefranc de Pompignan, autor olvidado hoy día. A los 17 años, la casaron con un parisiense dueño de una casa de comidas de encargo que era 2 años mayor que ella y ella dio a luz a un hijo. Al año siguiente se le murió el marido y decidió vivir en París y dedicarse a la literatura. Abandonó su apellido de esposa y firmó “Olympe de Gouges” escritos políticos en los que denunciaba la esclavitud y luchaba contra la tiranía y por la justicia social, pedía la abolición de la pena de muerte y la igualdad entre hombres y mujeres. No quiso nunca casarse otra vez porque durante el antiguo régimen las mujeres tenían que pedir permiso a su esposo antes de publicar una obra. Independiente, Olympe de Gouges escribió obras de teatro entre las que un drama de 3 actos Zamore y Mirza o La esclavitud de los negros (1784) que denunciaba la esclavitud. Creó su propia compañía de teatro de la lengua y dio funciones en París y en las ciudades circunvecinas.
REVOLUCIONARIA PROXIMA A CONDORCET
Comprometida en las discusiones que agitaban el país a la víspera de la Revolución, en 1788 publicó Olympe de Gouges 2 textos políticos (cartas al pueblo y observaciones patrióticas) en los que proponía amplias reformas sociales y societales, financiadas por un impuesto patriótico. Al año siguiente, se adhirió a la revolución francesa con entusiasmo. Se allegó a Nicolas de Condorcet que publicó en 1790 “De la admisión de las mujeres al derecho de ciudadanía” en el que proponía el filósofo dar el derecho de votar a las mujeres, explicando que se trataba “de los derechos de la mitad del género humano”. En 1791 no se molestaron ni la Asamblea nacional ni la legislativa en someter su proposición al voto de los diputados. En 1791 fue votado el sufragio censatario que excluía a los pobres y a las mujeres.
Pidió Olympe de Gouges la igualdad política entre los hombres y las mujeres en una “Declaración de los derechos de la mujer y de la ciudadana” que mandó a la reina María Antonieta el 5 de septiembre de 1791. El texto recomendaba la igualdad jurídica y legal de las mujeres respeto a los hombres. Lo había redactado Olympe de Gouges esperando que fuera presentado a la Asamblea nacional el 28 de octubre de 1791 para que fuera adoptado. La Declaración se componía de 17 artículos cuyo preámbulo desarrollaba los motivos y la necesidad de adoptar este texto y cuyo “postambulo” incitaba a las mujeres a que se despertaran y se negaran a casarse ya que prefería una “Forma de Contrato social del Hombre y de la Mujer”, anticipando así las discusiones sobre la unión civil…
DECLARACION DE LOS DERECHOS DE LA MUJER Y DE LA CIUDADANA
Se inspiraban ampliamente los artículos en la Declaración de los derechos del hombre y del ciudadano. En vez de decir “el hombre” decía Olympe de Gouges “el hombre y la mujer”.
El primer artículo decía: “La mujer nace libre y tiene los mismos derechos que el hombre. Las diferencias sociales no se pueden fundar sino en la utilidad común”.
Seguro que el origen del artículo 11 procedía de la situación de Olympe que era una hija adulterina: “El derecho más precioso de la mujer es la libre comunicación de los pensamientos y opiniones, ya que esta libertad garantiza la legitimidad de los padres para con sus hijos. Pues, cualquier ciudadana puede decir libremente; soy la madre de un hijo que le pertenece, sin que un prejuicio bárbaro la obliga a ocultar la verdad a no ser que abusen de esta libertad en casos determinados por la ley”.
El texto anunciaba la libertad y la igualdad en la vida cotidiana, social, económica pero también en la vida política.
Así fue redactado el artículo 10: “Nadie puede ser inquietado por sus opiniones, aunque fueran fundamentales; Si tiene la mujer el derecho de subir al cadalso tiene que poder subir a la tribuna también con tal que sus manifestaciones no perturben el orden público vigente”.
La Asamblea se negó a estudiar el texto. Por supuesto los revolucionarios suprimieron el derecho de primogenitura masculino. Desde entonces, Cualquiera que fuera su sexo y el orden de nacimiento, los hijos tenían los mismos derechos cuando heredaban. El 20 de septiembre de 1792 la Asamblea legislativa promulgó el divorcio por consentimiento mutuo lo que significaba que las mujeres tenían los mismos derechos que los hombres. Fueron los únicos progresos en favor de las mujeres.
Próxima a los diputados del partido girondino, se opuso en 1792 a Robespierre Olympe de Gouges. Mandó fijar en las paredes de París un cartel firmado “Polyme” (anagrama de Olympe) en el que se podía leer “¡Te pretendes el único autor de la Revolución Robespierre! No fuiste, no eres, no serás eternamente sino su oprobio y rechazo…. Lo hizo de nuevo en un texto titulado “las 3 urnas o la salvación de la patria” que pedía un referéndum para saber qué clase de gobierno deseaban los franceses.
LA REVOLUCION ES ANTIFEMINISTA
En 1793 fue acusada de criticar el gobierno revolucionario del Comité de salvación pública, y la condenó el tribunal revolucionario el 2 de noviembre de 1793. La aplastó el procurador general de París Pierre-Gaspard Chaumette, evocando a “la virago, la mujer-hombre, la desvergonzada Olympe de Gouges que fue la primera que creó sociedades de mujeres, abandonando los cuidados de su casa, y quiso hacer política y cometió crímenes… Todos estos seres inmorales fueron aniquilados por el hierro vengador de las leyes.” Dirigiéndose a otras mujeres que pedían la igualdad de los derechos, añadió “¿Quisierais imitarlas? ¡No! Os daréis cuenta de que sólo seréis interesantes y consideradas cuando seáis lo que la naturaleza quiso que fuerais. Queremos que las mujeres sean respetadas, por eso las obligaremos a que se respeten a si mismas.
Fue confirmado el destino de Olympe de Gouges. Se defendió con habilidad, pero había sido convocado el tribunal no para juzgarla sino para matarla. Como se puede leer en el Monitor universal, órgano de los miembros de la Montaña, la condenaron a muerte porque quiso ser “un hombre de estado” y “había olvidado las virtudes convenientes a su sexo”. Fue guillotinada el 3 de noviembre de 1793. Tres días antes, La convención nacional Había votado un decreto que prohibía “los clubs y sociedades populares de mujeres, cualquiera que fuera su apellido”.
Seguro que no imaginaba Olympe de Gouges que las mujeres tendrían que esperar 150 años más antes de conseguir el derecho de votar y ser elegidas. La declaración de los derechos de la mujer y de la ciudadana fue reconocida, por lo menos en lo que concierne el derecho de las mujeres a la ciudadanía, el 21 de abril de 1944, cuando el general De Gaulle firmó una orden que puso fin a un siglo de “sufragio unisexual”: “las mujeres pueden votar y ser elegidas con las mismas condiciones que los hombres”.
Las feministas que habían ignorado a Olympe de Gouges, la reconocen como una de las precursoras de la lucha por la emancipación de las mujeres. Ahora, después de haber sido olvidada durante 2 siglos, aparece en la lista de las mujeres que puedan entrar en el Panteón de Paris.
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