Napoleón rehabilitado por los ingleses
Napoleón según Abel Gance
Los británicos han restaurado una película de cinco horas y media de duración. Lo más sorprendente no es tanto el esfuerzo técnico como el interés que muestran por Napoleón Bonaparte, quien —no lo olvidemos— estuvo a punto de arruinar a Inglaterra con su bloqueo económico continental. El enemigo, el dictador, el invasor, se transforma aquí en héroe: un político moderado que rechaza el terror y la represión brutal en la Vendée, un liberal visionario y precursor de la unidad europea.
Desde la primera escena, la película muda logra cautivar al espectador y lo sumerge en un universo revolucionario como pocas veces se ha visto en pantalla. La ausencia de diálogos potencia los gestos y las expresiones faciales, que se vuelven mucho más elocuentes. Las actitudes y movimientos de María Antonieta —quien tiene un papel secundario, casi insignificante en este largometraje— dicen mucho sobre su carácter. En una escena, la reina aparece ligeramente apartada del resto de la familia real refugiada en la Convención. Ese encuadre resalta la efervescencia revolucionaria que busca erradicar todos los valores del Antiguo Régimen. La soberana se muestra reservada, digna, algo altiva, pero sus ojos y sus gestos revelan el espanto y la indignación ante el desborde de un pueblo enardecido que alienta a los regicidas.
Otra escena notable es la de las fastuosas fiestas organizadas durante el Directorio, cuando se pone fin a la barbarie mediante la detención y ejecución de los jacobinos más fanáticos, como Robespierre y Saint-Just.
Para ser admitido a estas celebraciones, era necesario haber estado encarcelado o tener un familiar que hubiera sido guillotinado durante el Terror. Las imágenes son deslumbrantes: un esteticismo deliberado y efectos especiales innovadores para la época. Es imposible no establecer un paralelismo entre los actores y actrices —que provienen de un mundo marcado por la Gran Guerra de 1914-1918— y los personajes históricos que interpretan. Se percibe esa sed de vida, de alegría, de celebración, de evasión, que emerge como un grito de supervivencia frente al trauma, el miedo y la muerte.
Nos sobrecoge también la evolución del personaje de Bonaparte. Ya desde niño, frente a la adversidad, mostraba una terquedad tenaz y una gran fuerza de carácter. Era hostigado por sus compañeros franceses, que lo despreciaban por su origen corso y su acento extranjero. De adulto, Napoleón se convirtió en un ferviente republicano, opuesto a la represión sangrienta contra cualquier ciudadano, sin distinción. Antes de transformarse en dictador —sin duda, como ocurre a menudo, por el desgaste del poder— fue un hombre convencido de los valores liberales y burgueses.
Maurizio Caldera escribió un magnífico artículo sobre la restauración de esta película titulado “The Restoration of Napoleon: A Sixty-Year Cinematic Detective Story“. En él, comprendemos que la reconstitución de este largometraje se debe más a una serie de circunstancias afortunadas que a un proyecto deliberado. Resulta asombroso que, gracias al empeño de Kevin Brownlow, fueran precisamente los británicos quienes financiaron este meticuloso trabajo.
La restauración de una película que había sido mutilada, dañada, dispersada y prácticamente olvidada en archivos y colecciones privadas de todo el mundo exigió no solo años de paciencia, sino, sobre todo, una voluntad inquebrantable por parte de Brownlow. Para encontrar ciertos fragmentos, llegó a rebuscar en mercadillos de París y Londres, como un verdadero detective del celuloide.
No queda más que aplaudir el resultado. Napoleón, de Abel Gance, es una obra maestra del cine. El reparto es excepcional. Albert Dieudonné resulta completamente convincente en el papel de Bonaparte. Su identificación con el personaje fue tal que, después de esta película, rechazó cualquier otro papel que no fuera el del futuro emperador de los franceses. En sus visitas a Londres, incluso se negaba a pasar por Waterloo o Trafalgar Square.
El propio Gance se reserva el papel de Louis Antoine de Saint-Just, y lo encarna con tal intensidad que parece la verdadera personificación del ángel del Terror. La única nota discordante en esta magnífica sinfonía fílmica es el personaje de Josefina, concebido más a imagen de la mujer ideal de los felices años veinte que con fidelidad histórica. Aun así, resulta imposible no dejarse cautivar por los ojos luminosos de la actriz que da vida a la futura emperatriz.
- 🇬🇧 The Restoration of Napoleon: A sixty year cinematic detective story
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