Soberanas de buen gobierno
Isabel I de Castilla, reina & Isabel Clara Eugenia, gobernadora de los Países Bajos
Autor: Claudio Sales Palmero
Isabel I de Castilla
Isabel I de Castilla (Madrigal de las Altas Torres 1451 - Medina del Campo 1504). Reina de Castilla de 1474 a 1504.
La figura de Isabel I de Castilla va indefectiblemente ligada a la de su marido Fernando II de Aragón, este matrimonio es clave en la formación de España como estado moderno. Fue una empresa conjunta, aunque cada uno fuera monarca titular en su reino respectivo. Su reinado supuso el fortalecimiento definitivo del poder real frente a los nobles, paso imprescindible para la creación del estado frente al sistema feudal, la unión de los dos principales reinos de la península, la conquista de Granada, último reducto musulmán, el establecimiento de legislación a nivel estatal, reformas económicas para el fortalecimiento del estado, creación de un cuerpo de seguridad interna a través de la Santa Hermandad, la unificación religiosa del reino ordenando la expulsión de los judíos, conversiones forzosas, expulsión de los musulmanes de Granada que no se convirtieran y el establecimiento de la inquisición, así como políticas matrimoniales con otros reinos y principados para apuntalar los intereses del nuevo estado y el revolucionario descubrimiento de América.
Isabel es, por tanto, una reina que despierta enorme controversia, siendo la simiente de todo lo que uno entienda como lo mejor y lo peor de España.
La controversia empieza por cómo llega al trono y arroja luz sobre la determinación de su carácter. Su hermano, Enrique IV ha pasado a la historia con el sobrenombre de «el impotente», siendo durante su reinado objeto de mofa por su vida privada, muchos no creían que su única heredera, Juana, fuera hija suya, e impotente también frente al poder de los nobles y sus intereses sectarios. La humillación sufrida por la debilidad del poder real en la época de su hermano harían que Isabel se marcara como objetivo reforzar de manera definitiva el poder de la monarquía. Sin embargo, Isabel no dudó en apoyarse en estas facciones dentro de la nobleza para alzarse con el poder. Consiguió que su hermano la nombrara heredera, deslegitimando éste a su propia hija. Isabel rechazó todas las propuestas de matrimonio que venían del rey y se casó en secreto con el heredero al trono de Aragón, desobedeciendo a su hermano y sin esperar una bula papal que lo permitiera, ya que ella y Fernando eran primos. Al enterarse de esto Enrique IV la desheredó y volvió a nombrar a su hija legitima heredera. Al morir Enrique IV en 1474, Isabel, con 23 años, se autoproclamó reina de Castilla exigiendo su reconocimiento a nobles y ciudades. Esto desencadenó una sangrienta guerra de cinco años entre los partidarios de Juana y los de Isabel. Isabel terminó por imponerse e hizo encerrar a Juana en un convento en Portugal para asegurarse de que no tendría descendencia.
En el lado más admirable de su personaje encontramos su interés por que sus damas y sus hijas se instruyeran, el establecimiento de instituciones religiosas y hospitalarias para la protección de los desvalidos, con especial hincapié en las mujeres, su empeño por que las tropas siempre fueran provistas de buenos hospitales de campaña y sus leyes para la protección de indios, aunque estas últimas tuvieran poco efecto real. En su lado más oscuro está el establecimiento de la inquisición. En unos reinos que llevaban siglos de cruzada no era nueva la intransigencia religiosa, pero la inquisición supuso la oficialidad de esta intransigencia.
Isabel Clara Eugenia
Isabel Clara Eugenia (Palacio del Bosque de Balsaín 1556 - Bruselas 1633) soberana de los Países Bajos (1598 - 1621) y gobernadora de los Países Bajos (1621 - 1633).
La infanta Isabel Clara Eugenia, hija de Felipe II e Isabel de Valois, representa la cara más amable del gobierno español en los Países Bajos.
Su nacimiento ya fue premonitorio de la estrecha relación afectiva y colaborativa entre Felipe II y su hija. Al nacer, su padre declaró que ningún hijo varón le hubiera hecho más feliz. Ayudó a su padre en tareas burocráticas, traducciones de documentos e incluso llegó a sentarse en los consejos del reino.
Isabel Clara Eugenia estaba destinada a ser una pieza clave en las políticas matrimoniales, fue pretendiente a consorte del Sacro Imperio, al Ducado de Bretaña, al trono de Francia, pero finalmente Felipe II la casó con el archiduque de Austria Alberto VII y les cedió antes de morir el gobierno de las Provincias del Sur católicas de los Países Bajos como duques cotitulares en 1598, dando por perdidas, de facto, las Provincias del Norte calvinistas. Después de 40 años de guerra se alcanzó, mediante tratados con Inglaterra, Francia y las Provincias del Norte calvinistas de los Piases Bajos lo que ha pasado a la historia como la Pax Hispánica, 23 años de paz en el occidente europeo.
Este periodo de paz, trajo un gran florecimiento económico y cultural en Flandes. La pareja ducal, reforzó la identidad política de las Provincias del Sur, aplacó el sentimiento antiespañol que había traído la guerra constante y promovió el movimiento de la contrarreforma a través del arte como instrumento político. Son los años de la explosión del barroco de Flandes, con figuras como Peter Paul Rubens, Pieter Brueghel el joven y Wenceslas Cobergher.
Al morir su marido en 1621, y no habiendo tenido descendencia, Flandes volvió a pasar al gobierno directo español. Su sobrino, el rey de España Felipe IV, confirmó su posición como gobernadora de los Países Bajos y ella hizo lo posible por mantener la autonomía de su gobernación.
Tuvo el gran mérito de conciliar los intereses de España en los Países Bajos, con el florecimiento de las tierras gobernadas. Se la recuerda pues como una buena gobernante tanto en España como en los Países Bajos.
FΩRMIdea Valencia, el 9 de marzo de 2018. Lire cet article en français
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